OUIJA Y FENÓMENOS PARANORMALES EN CÁDIZ
Por: Jose Manuel García Bautista
En muchas ocasiones las mismas personas que “denuncian” vivir un fenómeno paranormal son aquellas que originan, mentalmente o cómo producto de la sugestión, el fenómeno en si o, tal vez, es su propio miedo el que les hace ver lo que no hay. Pero a veces son experiencias donde es muy difícil separar la realidad de la ficción.
El contacto de esta experiencia vivida en Cádiz me llegó vía red social Facebook y me obligaría a viajar precipitadamente a la ciudad, una joven llamada Ana María me escribe: “José Manuel, necesitamos hablar contigo, hemos vivido una experiencia tremenda en casa y desde entonces pasan cosas muy raras”. Preguntada sobre el tipo de “cosas” que vivían me contestó: “se mueven o desaparecen las cosas y aparecen en otro lado al cabo de los días, hay malos olores, sentimos pasos y hasta hemos visto una especie de sombra… Pero hay más cosas que sólo te puedo decir en persona, por este medio no”. Así concluyó aquella precipitada conversación por el “messenger” de la red social y planifiqué un rápido viaje a Cádiz donde también realizaría otros temas profesionales para televisión.
Una vez cara a cara con la testigo me narró: “Mi abuela murió hace un mes, tenía 92 años, era muy mayor pero siempre estuvo muy lúcida, hasta el mismo momento de su muerte. Yo estaba muy unida a ella y se me quedaron cosas por decirle así que una amiga me propuso hacer una sesión de ouija en casa, en casa de mi abuela que es donde yo vivo y ahora pues es motivo de pelea en la familia. Hicimos la sesión a la misma hora que murió, invocamos a su espíritu y la ouija se movió. Me comenzó a decir que tuviera cuidado con mis tíos y que ella estaba bien pero que si seguían las peleas por la disputa del piso ella se enfadaría”. La chica, entre-cortadamente, prosiguió: “Yo pensé que eran mis amigas con la guasa pero entonces una de ella dijo: “¿Puedes dar un golpe para saber que eres real?” y en el salón se escuchó como si alguien golpeara la mesa donde comemos y donde no había nadie. Entonces miramos arriba y vimos que la lámpara se balanceaba poco a poco, arriba no vive nadie así que era imposible que el sonido provenía de arriba o que arriba provocaran el movimiento de la lámpara”. Al irse las amigas comenzó una particular noche de terror.
“En un momento de la noche, sobre las 4 de la mañana sentí como si me agarraran un pie, pensé que era un sueño y “desperté” pero ya estaba despierta…, fui al baño y bebí agua, al acostarme me tapé con la sábana pues entraba fresco por la ventana, llevaba poco tiempo en la cama cuando algo me destapó… Entonces di un grito enorme y sentí como si alguien estuviera conmigo. Encendí la luz y vi como “algo” se alejaba por el pasillo, una sombra y como en mi mesilla de noche faltaban unos pendientes que eran de mi abuela y que ahora me pongo yo y me suelo quitar por la noche, no los he vuelto a encontrar”. Desde entonces los fenómenos, a decir de Ana María, se suceden en la casa.
Investigando el caso, desplegando el equipo llevado para tal efecto (detectores de presencia, cámara térmica, infrarroja, normales, grabadoras, termómetros profesionales, detectores de campos electromagnéticos y detectores de infrasonidos/ultrasonidos, entre otros aparatos) los resultado fueron negativos, todo parecía normal e, incluso, al caer la noche no sucedió nada extrañando a la propia testigo. Con toda la diplomacia de la que fui capaz le pregunte si todo habría podido ser causado por su mente, que el miedo a la ouija y la situación familiar de tensión que viven no podría haber materializado sus miedos haciéndole creer que había vivido todo ello pero Ana María lo negó en redondo creyendo que su experiencia fue real. Yo no lo pongo en duda pero el deber de todo aquel que investiga lo extraño es el de encontrar respuestas racionales antes de contemplar la opción paranormal y hay indicios que, en este caso, otros factores podrían estar influenciado sin necesidad de “tirar” de lo inexplicable.
Sigo en contacto con Ana María, me ha informado de nuevas situación extrañas vividas en la casa allá donde parece que el miedo y la sugestión no tienen nada que ver, ella misma dice haber grabado psicofonías que se están analizando y que podrían ser el indicio -el grabar una psicofonía no quiere decir que haya nada extraño o fantasmas en un lugar- que algo podría estar pasando en este inmueble donde las peores pesadillas de nuestra protagonista se están viviendo ahora tras la muerte de su abuela y con una disputa familiar que no llega a buen puerto. Tal vez si la familia resolviera estos problemas la situación se calmaría y, entonces, surge una pregunta: ¿Se estaría cumpliendo con la voluntad de la fallecida y por ello el fenómeno desaparecería?¿Hay relación con la misma? Entonces estaríamos más cerca de tener respuestas, hasta de aquella que tiene un posible origen paranormal donde un tablero de ouija vuelve a ser el protagonista.