Tras la conquista de Sevilla, la ciudad se dividió en collaciones (barrios) entre los que habían destacado en la Reconquista. Los templario recibieron como recompensa varias «casas» en la Pajarería, perteneciente a la collación de Santa María, actual zona del Salvador.
Muchos desconocen que la Orden del Temple tuvo una fuerte presencia en Sevilla. De hecho, aún hoy podemos encontrar edificios, calles y hasta un barrio que honran su memoria.
En 1248, la toma de Sevilla se convirtió en un hito histórico. Fernando III, también conocido como Fernando el Santo, reunió un ejército formidable para conquistar la ciudad, bien protegida por sus murallas. A sus propias tropas se unieron refuerzos de gran valía, como los caballeros de la Orden Teutónica, gracias a la alianza con Beatriz de Suabia, y, especialmente temidos, los caballeros templarios.
Estos últimos acamparon en lo que hoy son los Jardines de la Buhaira, denominándolo «el campamento de San Bernardo de Claraval», en honor al santo que les otorgó las primeras Reglas de la Orden. Tras la conquista de Sevilla, el campamento-base recibió el nombre de San Bernardo, dando origen al popular barrio sevillano que hoy conocemos.
El lema de la Orden del Temple, «Non nobis, Domine, Non Nobis, Sed Nomine Tuo Da Gloriam» («No para nosotros, Señor, no para nosotros sino en Tu Nombre danos Gloria»), era un símbolo omnipresente en sus enclaves. Donde se encuentre este lema, se encuentra un lugar templario.
Durante la Reconquista, el rey Fernando III encomendó al príncipe Alonso la recuperación de la zona para la cristiandad. El ‘Libro del Repartimiento de Sevilla’ recoge la donación de la villa de Goçin a los templarios: «E dio a la orden del Temple doscientas arrancadas en Goçin, que es término de Facialcaçar» («El Repartimiento de Sevilla», Julio González, Ayuntamiento de Sevilla).
La herencia templaria en la provincia
La presencia templaria en la provincia de Sevilla no se limitó a la capital. Los caballeros de la Orden poseían propiedades y villas en otros lugares, como Lora del Río, donde se ubicaba una de sus encomiendas más importantes.
Tras la desaparición o «extinción» de la Orden del Temple, sus posesiones en Sevilla fueron donadas a Lope de Gutiérrez. Sin embargo, la huella de los templarios en la ciudad ha perdurado a través de los siglos, impregnando su historia, su arquitectura y su memoria colectiva.
Si te apasiona la historia y los templarios, Sevilla te ofrece un viaje fascinante al pasado. Recorre los Jardines de la Buhaira, imagina el campamento templario que allí se ubicó y visita el barrio de San Bernardo, un lugar que aún conserva el eco de su ilustre pasado. Busca el lema templario en edificios y monumentos, y descubre las villas y encomiendas que la Orden poseía en la provincia.
Un posible secreto en el Hospital de la Caridad
Los templarios no solo fueron legendarios por sus batallas en Tierra Santa, sino que también jugaron un papel crucial en la Reconquista de la Península Ibérica. En Sevilla, lucharon junto al rey Fernando III el Santo para arrebatar la ciudad a los musulmanes.
La participación de los templarios en la conquista de Sevilla fue tan destacada que incluso se tiene constancia de la muerte del Caballero Templario Martim Martins, maestre de la Orden. Martins luchaba junto a las tropas del infante Alfonso de Molina, hijo de Alfonso IX de León, y su inclusión en la batalla fue ordenada por la propia Orden, que tenía un peso considerable en el reino leonés.
Tras la conquista de Sevilla, la ciudad se dividió en collaciones (barrios) entre los que habían destacado en la Reconquista. Los templarios, por su valor en las batallas, recibieron como recompensa varias «casas» en la Pajarería, perteneciente a la collación de Santa María (actual Iglesia del Salvador).
Lo recojo en mi libro «Simbología secreta de Sevilla» (Ed. Samarcanda, 2024), ampliamente documentado. Además, se les otorgaron terrenos entre la huerta de San Francisco (hoy Plaza de San Francisco y Plaza Nueva), junto al Ayuntamiento y la muralla de la ciudad, y en las cercanías de la calle Arfe, calle Zaragoza, plaza del Molviedro y calle Adriano.
Uno de los lugares más emblemáticos de Sevilla es el Hospital de la Caridad. Sin embargo, pocos saben que este lugar podría albergar un antiguo secreto templario.
La Hermandad de la Santa Caridad se fundó en el siglo XV, pero fue durante el mandato de Miguel Mañara como hermano mayor en 1663 que alcanzó su mayor esplendor, tanto en su labor social como en las obras realizadas en su interior.
En ese año se terminaron la iglesia y la construcción del hospital, que brindaría atención a pacientes pobres y enfermos sin recursos. Pero este entorno tiene un pasado templario, ya que se encuentra en la zona que les fue otorgada a los templarios en el reparto de la ciudad tras la Reconquista.
Los templarios tenían sus propias iglesias para realizar sus oraciones. De hecho, se cree que en el Hospital de la Caridad, en una capilla dedicada a San Jorge que se encontraba en el interior de la iglesia actual, aún se podía encontrar el lema templario: «Non nobis, Domine, non nobis, sed Nomini tuo da gloriam» («No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino da gloria a tu nombre»).
Esta pequeña iglesia fue demolida por orden de Miguel Mañara para construir la actual iglesia de la Caridad, pero el posible rastro templario en este lugar sigue despertando la fascinación de muchos.
La presencia de los templarios en Sevilla dejó una huella en la ciudad. Sus propiedades, su valor en la Reconquista y el posible secreto que albergan algunos de sus edificios más emblemáticos nos invitan a adentrarnos en un viaje fascinante por la historia medieval de Sevilla.
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