Hace ya muchos años que le sigo la pista a un caso del que acumulo testimonios y experiencias con lo imposible en su interior, apariciones y hechos inexplicables que harían palidecer hasta a la persona más osada.
Fenómenos paranormales en el hospital de El Tomillar
Recuerdo que la primera persona que me habló de “hechos extraños” en El Tomillar fue mi compañero y amigo Jesús García. “Se trata del hospital que está en la carretera de Dos Hermanas, allí hay personas que han visto pasearse a pacientes fallecidos o tenido diferentes experiencias en el interior con seres de sombra o traslúcidos” me comentaba.
Hace unas semana hablaba con una persona que trabaja en el interior del edificio y me decía: “Mira, aquí hay noches que son una locura, que se escuchan pisadas en el pasillo de la planta de arriba o se oyen suspiros o como te llaman en una zona donde no hay absolutamente nada.”
Testimonios de lo inexplicable
Además “yo misma fui una noche a una de las habitaciones y cuando estaba en el pasillo vi salir una sombra de una habitación, me pegué a la pared porque me dio muchísimo miedo y entonces se generó mucho frío en el pasillo. Entré en esa habitación y el paciente estaba bastante mal, no sé, lo interpreté como algo premonitorio, como si aquello fue algo que anunciaba que el paciente estaba mal”.
“Había aquí un guardia de seguridad que se fue del trabajo porque no soportaba lo que pasaba aquí y las experiencias que llevaba vividas. Una vez, hace tiempo, lo vi blanco como la pared y me dijo que había visto a un señor que se dirigía hacia dentro, él lo paró, le dijo “¿Dónde va?”, el hombre iba vestido con ropas de trabajo y, según contaba, delante de sus ojos, desapareció sin más. Estaba medio en shock y, obviamente, de aquello se enteró poca gente.
“Ha habido más gente que han tenido experiencias aquí dentro, desde gente de seguridad o mantenimiento que se han sentido vigilados o acompañados, hasta otros que los han tocado directamente.
Hay una historia en la que se relata como un mujer estaba acompañando a su marido en el hospital, estaba ingresado debido a una dolencia que precisó de una operación. La habitación estaba justo frente a la de un paciente que se quejaba entre grandes alaridos de dolor. La señora no podía dormir, sumida en sus preocupaciones y en esos gritos, cuando vio como se formó una especie de luminiscencia con forma humana, el frío se abatió en aquella habitación y una voz resonó diciendo: “¿Qué quieres?”.
Aquello figura estuvo allí ante ella y desapareció en cuestión de segundos, no sintió miedo, todo lo contrario, mucha tranquilidad, mucha paz, si bien es cierto que el susto inicial no se lo quitaba nadie.
He tenido la oportunidad en este lugar, con absoluta discreción, haciendo pruebas y mediciones, sobre todo me interesaba el apartado psicofónico. Usando un micrófono de alta sensibilidad registré un lamento, un quejido, como si algo estuviera pegado a la grabadora en un momento en el que siempre estuvo en mis manos y donde la calma era total. ¿Qué era ese extraño lamento? ¿De dónde surgía?
Impresionante fue el encuentro que tuvo otra persona que me decía: “Eran las dos de la mañana y me levanté a estirar las piernas, esos sillones te matan la espalda. Me estiré por la habitación y, de repente, se abrió la puerta… Yo pensé que era alguna enfermera pero entró una mujer resplandeciente que a mí me dio un miedo enorme, vamos, que sabía que era un fantasma. Aquella mujer me miró y me vio la cara de espanto y se esfumó, me dio un ataque de pánico” decía.
Fenómenos paranormales en el hospital de El Tomillar
Su Historia
El Tomillar tuvo categoría de Sanatorio cuando se fundó aprovechando los terrenos de la “Huerta de San José” en Dos Hermanas el 7 de Octubre de 1924 y ampliado en terreno merced a la donación de los mismos por parte de la reina Victoria Eugenia; se edificó y fue inaugurado el 12 de Julio de 1938; igualmente se “abrió” un nuevo sanatorio que era también para antituberculosos con ciento diez camas. Hay que tener en cuenta que la tuberculosis en esta época era la causa de la muerte de muchas personas.
En el viejo hospital destacan algunas lápidas conmemorativas así como la correspondiente al Dr. D. Francisco Blanco Rodríguez, neumólogo y secretario general de Patronato Nacional Antituberculoso, siendo una actividad incansable la que desarrolló para y eficaz labor en la lucha contra aquella enfermedad. Victima él mismo de la tuberculosis, y siendo como fue, miembro de Cuerpo de Sanidad Nacional. Esa triple condición de sanitario y fisiólogo además de paciente, le permitió diseñar una estrategia contra la tuberculosis dentro de la que se denominó campaña de erradicación de esta patología. Entre otros datos, puede citarse que durante la citada campaña se llevaron a cabo 12 millones de pruebas tuberculínicas.
Mi compañero Jesús García me dijo “dicen que el hospital se conectaba con el sanatorio por un antiguo túnel pero eso no se ha podido demostrar y los planos son de acceso limitado como para corroborarlo”, a mi me extrañaría pues es un espacio abierto lo normal es la comunicación por el entorno que proporciona el lugar y no por un túnel aunque todo es posible.
Documentándome para mi libro “Manicomios malditos” conseguí muchos relatos de sanatorios encantados, este uno de ellos, uno de los que más me impactó fue el de Juan P. que decía: “Yo estoy acompañando a un familiar muy enfermo, una noche bajé a fumar y un señor mayor se me puso al lado, le di las buenas noches y me dijo: “No deberías estar aquí fumando, a tu familiar le queda poco de vida”, y me giré hacia él y ya no estaba. No sabría decirte qué sentí pero, efectivamente, mi padre murió 24 horas después”.
Otro punto destacado fue el que me recomendó mi compañero Jesús García “échale un vistazo al árbol con la plegaria” y eso hice. En el mismo se puede leer:
“¡Visitante! Yo soy la tabla de tu cuna, la madera de tu barca, la tabla de tu mesa, la puerta de tu casa. Yo soy el mango de tu herramienta, el bastón de tu vejez.
Yo soy el fruto que te regala y te nutre. La sombra bienhechora que te cobija en los ardores del estío.
El refugio bondadoso de los pájaros que alegran con sus cantos tus horas y que limpian los campos de insectos.
Yo soy la hermosura del paisaje, el encanto de la huerta, la señal de la montaña, el lindero del camino. Yo soy la leña que te calienta en los días invernales, el perfume que te regala y embalsama tu aire a todas horas. La salud del cuerpo y la alegría del alma.
¡Y por último, yo soy la madera de tu ataúd! Por todo eso, tú que me miras en este instante, tú que me plantaste por tu mano y puedes llamarme hijo, que me has mirado y contemplado tantas veces…Óyeme bien, mírame bien y no me hagas daño”.
La última experiencia
Regresando a mi vehículo quise poner en marcha un sistema que estoy probando sobre psicoimágenes, el aparato verbalizaba mensajes complicados de entender, voces débiles pero en un momento la alerta surgió cuando se formó la imagen de una mujer, un trozo de su rostro en el que claramente es apreciable la mandíbula, los dientes, la nariz… Impresionaba.
¿Qué está sucediendo en El Tomillar? Los hospitales son contenedores de emociones y este es un ejemplo de ello más allá de las irrebatibles experiencias y testimonios así como de las inclusiones y argumentos de la presencia de lo paranormal en su interior.