FENÓMENOS EXTRAÑOS EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE SEVILLA
Por: Jose Manuel García Bautista
Una de las pinacotecas más importantes de España se encuentra en Andalucía, se trata del Museo de Bellas Artes de Sevilla, instituido en el caluroso mes de septiembre de 1835 e inaugurado en 1841. Allí, aparte de obras pictóricas importantísimas, también tiene un hueco lo inexplicable, lo paranormal.
Pero hagamos un poco de historia. Su importancia se ubica en la segunda pinacoteca, de su género, más importante tan sólo por detrás del Museo del Prado. El Museo de Bellas Artes de Sevilla está construido en la Plaza del Museo, presidida por una escultura dedicada a Bartolomé Esteban Murillo, uno de los grandes pintores de Sevilla. Su importancia lo hacen pieza fundamental para conocer la pintura barroca sevillana, especialmente de Zurbarán, Murillo y Valdés Leal, y la pintura andaluza del siglo XIX.
Es igualmente importante, y relacionada con lo que les voy a narrar, su Historia. Originalmente era el convento de la Merced, para la Orden de la Merced Calzada de la Asunción, fundada por san Pedro Nolasco bajo el reinado del ‘Rey Santo’, de Fernando III. Una vez conquistada Sevilla en 1248 cedió unas tierras para construir el edificio conventual, de estilo mudéjar. Con el paso del tiempo se realizaron remodelaciones impulsadas por Fray Alonso de Monroy (General de la Orden desde 1602) y llevadas a cabo por Juan de Oviedo y de la Bandera a partir de 1603.
El edificio se derriba parcialmente y se comienza a construir en 1612 acabándose en 1662, en estilo manierista andaluz del que es un referente. Como dato particular decir que Tirso de Molina, dramaturgo, que pertenecía a la Orden de la Merced, fue desterrado a Sevilla y residió, en 1625, en el Convento de la Merced.
Con la desamortización de Mendizábal la Orden de la Merced debe abandonar el edificio en 1835 siendo decretado -Real Decreto el 16 de septiembre de 1835- como “Museo de pinturas” con obras de arte expropiadas a la Iglesia y regido su futuro por la Academia de Bellas Artes desde 1849. Sin los expolios a los que fue sometido hoy sería una de las mayores pinacotecas del mundo con más de 3.000 obras.
Y una vez que abandonaron los monjes la Orden y su edificio también dejan atrás siglos de Historia, sufrimientos, emociones y sentimientos…
En pleno siglo XXI se vienen sucediendo fenómenos difíciles de explicar desde un punto de vista racional. En los pasillos y estancias de aquel lugar, en el antiguo refrectorio o en los patios se oyen aún, o se ven, los vestigios de su pasado. Una zona particularmente activa y difícil es la biblioteca, ubicada en la entreplanta que da al patio del aljibe. Testigos de ello fue un equipo de 20Tv cuando grababa un especial sobre el Museo para el programa ‘Kronos’ dirigido por José Antonio Colinet, en el año 2013 y encontró testimonios de todo ello.
En la zona de la biblioteca destaca -arquitectónicamente hablando- la galería que rodea el patio, allí se han vivido experiencias extraordinarias, una persona se encontraba allí -no podemos desde este medio desvelar su identidad- y tras recoger sus cosas se dispuso a trasladarse a otro lugar del recinto. Apagó la luz y al salir sintió el ‘click’ del pulsador de la iluminación mientras la luz se encendía. Miró y se encontró la luz encendida, entró y la volvió a apagar para nuevamente, y sin que nadie físico o visible, actuara volviera a encenderse. Nuestro protagonista, impresionado por aquel extraño juego, cerró la puerta y trató de recobrar el aliento. Fue entonces cuando lo comentó con unos compañeros que le dijeron que “ellos también han visto cosas raras allí”, nuestro testigo se prometió no volver a entrar más solo allí; incluso algunos vigilantes realizaron unas fotos en las que se ve algo poco normal.
Otros trabajadores -en activo- del lugar indican que la zona de almacén, donde se tienen guardadas las obras no expuestas, es particularmente activa “allí se escuchan pasos que no provoca nadie y se ven siluetas como si alguien estuviera andando por allí”. Como fenómeno atemporal no tiene una periodicidad, cualquier momento es bueno para este tipo de eventos inexplicables.
Los visitantes no son ajenos a todo ello, Ángela Rodríguez, estudiante de Historia del Arte en la Universidad de Sevilla, visitó el museo en el pasado mes de octubre. Estando en la sala principal, sola, vio como cruzaba ante ella un monje, un monje muy al estilo de las obras de Zurbarán, quizás influida por la ‘explosión’ artística del lugar o fenómeno paranormal, es lo que atestigua haber visto, de aquella experiencia recordaba: “incluso llegué a sentir como el calzado resonaba en el suelo de aquella sala, y lo vi perfectamente. Salí y pregunté a un seguridad y me dijo que allí no había monjes”, quedándose tan impresionada como contrariada.
En otras estancias de tan magno edificio se producen otros fenómenos inquietantes: persianas que suben y bajan solas e incluso una fotografía -nuevamente y en estos momentos sometida a análisis- en la que parece como si un niño llevara los brazos hacia una ventana. Igualmente la aparición de monjes -de otra vida- sentados o el susurro gélido de alguien que trata de decir algo desde el más allá. Incluso experiencias psicofónicas con resultados aterradores.
Hay más personas, trabajadores del lugar, que han tenido otras experiencias no menos impresionantes pero que prefieren guardar un respetable silencio, al menos en lo que se refiere a medios de comunicación.
Atrás, en aquel lugar, quedaron muchos de aquellos que al fallecer eran enterrados, en otros tiempos, en el viejo convento y entorno, ¿quién sabe si las manifestaciones actuales no se deben a aquellos mismos difuntos que se revelan contra su suerte?
*Fragmento libro Jose Manuel García Bautista ©2013.