Fue un amigo quién dijo: «¿Sabes lo que está ocurriendo en el desguace X?» y yo no pude menos que encogerme de hombre y mostrarle mi extrañeza.
Esta persona me indicó: «desde hace meses se vienen viviendo fenómenos raros y los que trabajan allí están muy asustados, por la noche es cuando más cosas pasan, sobre todo en una zona donde hay vehículos nuevos y donde parece que se focaliza todo. ¿Te gustaría ir allí? Tendría que ser de noche por que de día no creo que, con los empleados, el dueño, que es muy amigo mío, quiera».
Y de esa forma se sentaron las bases para una visita nocturna que no nos iba a dejar indiferentes a nadie.
Experiencia imposible
Recuerdo que me llamó un par de semanas después y me dijo: «¿Te has ido de vacaciones o estás por Sevilla?» y mi respuesta, este verano fue: «No, estoy aquí, trabajando». «Pues me ha dicho el dueño que esta noche o nunca [soltándome unas risas]». Aquella misma noche, a las 22:30 h. estábamos en el cementerio de coches.
El dueño nos indicó que había metido a los perros dentro y que teníamos hasta las 0:00 h. Por lo que nos dirigimos a los puntos donde más actividad se había registrado y donde más cosas habían pasado.
Allí nos quedamos en dos campamentos con bases donde nos pusimos con ordenadores portátiles, cámaras térmicas o de infrarrojos, grabadoras, aparataje importante para una noche de investigación importante.
Pronto comenzó a registrarse fenómenos insólitos sorprendentes. Lo primero fueron los geófonos y detectores de EMF (campo electromagnético) que saltaban como captando actividad que no lográbamos visualizar y, en ese periodo, con valores 10 veces más alto de lo normal, surgieron las primeras gráficas en el ordenador que no dejaba lugar a dudas: eran inclusiones. Escuchando aquellas inclusiones pudimos captar una voz, de una chico, joven -aparentemente- que decía: «Ayuda» o «Accidente», «Tráfico», «coche» y eso,en este lugar, nos hizo confirmar nuestras sospechas que tendría alguna relación con un vehículo.
El coche encantado
Se preguntó que nos dijera el color del coche y respondió: «Negro», ¿marca? «León», por lo que pensamos que debía ser un SEAT León de color negro que estuviera en esa zona.
El dueño vio el registro y nos dijo que en esa parte, de vehículos «nuevos» en el desguace tenía un coche de esas características pero que «está reventado».
Al guiarnos hasta comprobamos que se ajustaba a lo que nos describió en la psicofonía y comenzamos a preguntar: «Iros», «familia», «ayuda», era lo que lográbamos entender en las revisiones casi en el acto del material sonoro.
No fue lo único pues los detectores comenzaron a saltar y se comenzó a sentir un ruido extraño, fue en momento en el que sentimos como algo se movía dentro del coche pero dentro no había nadie y, al instante escuchar una parafonía que decía: «Soy yo», como indicándonos que era la persona que estaba con nosotros.
Verificamos que aquel automóvil era el que había sufrido un accidente mortal muy evidente y del que parecían provenir los hechos extraños, el dueño decía: «a mí no me molesta pero a la gente si les da miedo» y decidimos ir recogiendo.
En el momento en el que recogíamos sentimos, en ese sector, un claxon que resonaba «eso pasa a menudo» y que no es más que una nueva forma de llamar a atención sobre un lugar -en este caso un objeto, un coche- encantado.