PERSONAJES DEL ESPIRITISMO SEVILLANO
Por: Jose Manuel García Bautista
Con el carácter innovador de aquellos que se adentran en lo nuevo surgieron nuevas vías de comunicación son todos aquellos interesados o seguidores. En Sevilla se inició una Sociedad Espiritista con el periódico “El Espiritismo”, segundo de los periódicos publicados en España y uno de los mejores escritos. Fruto de todo ello renació la “Sociedad Espírita” de Cádiz y se crearon otras en Andalucía y Extremadura, en Barcelona, por ejemplo, apareció la “Sociedad Barcelonesa de Estudios Psicológicos” con su “Revista Espiritista”, fundada por José María Fernández Colavida, traductor de Kardec, y en aquellas mismas épocas se creó en Tarragona el Centro “Fraternidad humana”, de Miguel Vives.
”El Espiritismo”, fundado por Francisco Martí en Sevilla en 1869 hasta 1878 siendo pionero en escritos espiritistas. Era quincenal y tenía una sección doctrinal con disertaciones espiritistas, su administrador fue el no menos conocido José Gómez.
Llegó la restauración de la monarquía quien jugó un papel determinante contra el espiritismo. Por contra Huelbes y Torres Solanot publicaron artículos de propaganda en “El Globo” y “La Tribuna”. En Sevilla, en 1879 Julio Fernández Mateos, antiguo seminarista, editó “El Espiritismo” y dos años después “El Faro” uno de los mejores periódicos de la escuela espiritista, por todo ello y por sus ideas Fernández Mateos padeció prisión, multas y destierro, fue condenada esta revista por altas jerarquías de la Iglesia en nuestra ciudad. Por desgracia ninguna de estas revistas tenían más de una década como tiempo de supervivencia, perdiéndose mucho de aquel espíritu innovador por buscar, por encontrar, por explicar… La semilla del conocimiento seguía sin poder estar al alcance de cualquiera en la España y la Sevilla de la época.
En algunos de aquellos espiritistas sevillanos se desprendía un sabor por lo bíblico, al estilo de los pastores evangélicos, no obstante muchos de ellos desprendían una gran hostilidad con el los espiritistas, como el pastor Manrique Alonso Lavalle que además era masón y dirigía el la revista masónica “El Taller” en Sevilla. Según Gabino Fernández Campos en su obra “Reforma y Contrarreforma en Andalucía” Lavalle sufrió el desafío de la revista “El Faro” de una agria polémica y Lavalle hizo lo propio desde “El Mensajero Cristiano”.
Como hoy en los partidos políticos pues en aquella época también había tránsfugas como el caso de Nicolás Alonso Marselau que pasó de seminarista católico a rabioso pastor protestante, posteriormente fue anarquista y dirigió el periódico ácrata “La Razón” de Sevilla, finalmente acabó sus días como monje trapense…nos preguntamos: ¿tendría las ideas claras? Bueno…”en la variedad está el gusto”. Pudo haber sido incluso espiritista.
El periódico “El espiritismo” se fundó en 1879 y fue dirigido por Juan Rocaful, era un periódico de corte filosófico- científico –literario y de carácter semanal, se confeccionaba en la calle Sierpes 19 y como curiosidad baste decir que fue prohibido por el Arzobispo de Sevilla el 26 de Enero de 1880.
La revista “La Cruz” fue fundada en 1853 por León Carboneras y fue la réplica oficiosa de la Iglesia en Sevilla contra el espiritismo, sus batallas fueron tan crueles como despiadadas, pero no pasaban más allá de los márgenes de la misma, todo quedaba dentro de la propia revista.
Muchos de aquellos espiritistas del siglo XIX sevillano lo eran también de órdenes masónicas existiendo miembros comunes de sociedades espiritistas y logias masónicas. Destacaban “El Gran Oriente Nacional de España” que tenían en Ramón María Calatrava a su Gran Maestre, rígidos y severos poco tenían que ver con el “Gran Oriente de España” del financiero Carlos Celestino Magnan y Clark como Gran Maestre, más democrática y aperturista, si embargo y pese a sus diferencias ambos se unieron el 4 de Abril de 1888. Años antes, en 1881, se constituyó la Confederación Masónica del Congreso de Sevilla que originaría la “Gran Logia Simbólica Independiente de España” a la que se anexionaron muchas de las logias pertenecientes al “Gran Oriente Lusitano”. De entre las personalidades masónicas de Sevilla destacaba con fuerza Vicente Santolino, a su vez presidente de la “Sociedad Espiritista Española”, que también era masón como lo fue Braulio Ruiz y Ruiz que posteriormente fue Gran Presidente de la “Gran Logia Simbólica Independiente Española de Sevilla”. Y así, entre extrañas mezcolanzas y contactos con el más allá el siglo XIX llegó a su fin, el XX traería dos guerras mundiales que acabarían con muchos de los vestigios espiritistas que aún mantuvieron la llama de la vida y del asociacionismo. Atrás quedaron horas se sesiones mediúnmicas, mesas giratorias, mensajes del más allá y una clave cierta tras todo ello: vida después de la muerte. Ese era el reto y esa es la esperanza, hoy, mañana y siempre.