EL FANTASMA DE LA QUINTA PLANTA
Crónica de los fenómenos extraños que se suceden en el edificio de Canal Sur Radio en la Isla de la Cartuja (Sevilla)

Por: Carlos Javier García Cano

No lejos de Sevilla, allá donde se decía en tiempos inmemoriales que comenzaba la leyenda se alza en la actualidad un bello rincón de Sevilla que tuvo un peso específico en la ciudad hace ya más de dos décadas… Cruzando esa otra ciudad dentro de Sevilla como lo es Triana, no lejos de ese mágico lugar para el misterio que es la calle Castilla, hallamos lo que fue el centro de culturas y encuentro de pueblos en 1992, nos referimos a la Isla de la Cartuja, un lugar que permanecerá imborrable en la memoria colectiva de una ciudad como Sevilla y en el haber particular de muchos sevillanos que respiraron el aire de la universalidad sabedores de repetir un momento como ese…

¿Qué fue de la Expo´92 y de la Isla de la Cartuja tras la exposición universal? Pues en la Isla de la Cartuja se construyeron un gran número de pabellones que darían cobijo a diferentes muestras y exposiciones de países, comunidades autónomas, entidades privadas y públicas. Entre los más destacados se construyó el pabellón de Andalucía, un imponente edificio del que destaca el edificio central, un cilindro inclinado destacado en tono turquesa que resalta desde la lejanía cual hispalense torre de Pisa. El visitante de la Expo quedaba admirado con la grandeza del recinto, de algunos de sus edificios y con este en particular o el mítico Pabellón de España. Tras finalizar la exposición universal del 92 aquel bello edificio pasó a ser ocupado por la RTVA (Radiotelevisión andaluza: Canal Sur, radio) y la actividad periodística comenzó a fluir como un torrente de vida por su interior… Un torrente de profesionales de la información, de periodistas, de cronistas de la actualidad empeñados en hacer lo que mejor saben: ser los que al otro lado de la radio nos acompañan y nos cuentan todo aquello que nos interesa. Pero aquel torrente de vida iba tener un invitado de excepción, un invitado de esos a los que les gusta mover las cosas de sitio, ir apagando o encendiendo luces sin preocuparse demasiado en quién paga las facturas, de hacer que los ascensores funcionen sin que nadie los llame o asustar a aquellos inocentes guardias en la noche aprovechando de que los seres humanos no le pueden ver… Un inquieto invitado que tiene como salón de juegos esa particular e hispalense torre de Pisa, por que en la quinta planta de la misma algo acecha… Algo más allá de la vida, algo más allá de los miedos, algo más fuerte que el temor a la muerte, algo que ha sobrevivido a todo ello y permanece como mudo testigo de aquello que no vemos, y que sin embargo, convive con nosotros como una fría realidad. Allí, tenemos contacto con una historia de esas a caballo entre la leyenda y la realidad, y que hace que los que tienen que subir a aquella quinta planta en la noche lo piensen por temor a lo que pudieran encontrarse…

Fue durante el transcurso del programa “El Varadero” cuando se dio a conocer los inquietantes acontecimientos que allí sucedían, los contertulios hablaban de fantasmas y seres del más allá, de sus manifestaciones, de su presencia, de su realidad…,cuando al filo de la medianoche su entrañable presentador, el polifacético Luis Baras, quiso compartir con la audiencia una experiencia real sucedida en primera persona a alguien tan escéptico en esta materia como él, y comenzó a narrar a la audiencia una historia real vivida por diferentes trabajadores del ente público: ”¿Sabéis mis queridos José Manuel y Jordi –refiriéndose a los investigadores y colaboradores del programa José Manuel García Bautista y Jordi Fernández Cabrera- que aquí tenemos también a uno de esos habitantes de ese otro lado del que esta noche nos estáis iluminando tanto? Pues si, no es sólo patrimonio de los que buscáis con afán y luego tenéis la generosidad de compartir con todos nosotros…” Comenzaba nuestro admirado profesional Luis Baras para proseguir: “Aquí dentro, en las instalaciones de Canal Sur tenemos algo que nos acecha y que en más de una ocasión nos ha dado más de un susto como los que esta noche nos estáis narrando con otras personas y otros testimonios. Fijaos, siempre se había hablado que en este edificio pasaban cosas extrañas, cosas raras, pero bueno, un edificio nuevo tampoco es “sospechoso” de tener presencias del más allá…, o eso creíamos nosotros… Una noche estaba yo sentado en redacción, sólo, preparando cosas para el programa, entonces tuve la sensación de que algo estaba tras de mi, era ese tipo de sensación incómoda que a uno no le gusta sentir, me giré poco a poco y no vi nada, pensé que era mi imaginación o el cansancio… Me volví a poner al trabajo pero aquello nuevamente estaba tras de mi e incluso la visión periférica del ojo notó como una especie de sombra se movía a mis espaldas… Decidido en no hacer caso a aquellos temores míos pues decidí centrarme en lo que realmente estaba haciendo pero de pronto un cajón de la mesa se abrió, pero se abrió solo, como si algo lo hubiera accionado, aquello era imposible, lo volví a cerrar y esta vez se abrió el que quedaba más abajo…” En aquel ambiente mágico de palabras y de misterio que a los oyentes nos embriagaba con el fluir en el estudio de ideas y sentimientos, las emociones seguían brotando de los labios de aquel profesional: “Cerré aquel cajón y nuevamente se abrió el primero…Comencé a reírme nerviosamente, sabía que aquello no podía estar pasando, era superior a lo que cualquiera podría aguantar… Aquello que estaba allí conmigo parecía estar invitándome a que no dudara de su existencia. Me levanté y me alejé de la mesa, por aquella noche ya había tenido suficientes demostraciones del más allá… No volví a dudar más de la veracidad de aquella historia que se cuentan de estas instalaciones y menos cuando tu eres el protagonista de una de ellas”.

El relato es impresionante si tenemos en cuenta el tono desenfadado con el que Luis Baras toca el tema de los misterios en “El Varadero” no exento de la profesionalidad y seriedad que concede a sus contertulios. Pero en una persona de su trayectoria sin dudas hace que su relato público sea doblemente valorado.

Si la experiencia del popular periodista impresiona más aún lo sucedido al equipo del vigilancia del edificio, corría el año 2001 cuando a uno de los miembros de aquel equipo de seguridad (no vinculado en la actualidad a dicha profesión o a las instalaciones de la radio pública de Andalucía) se encontró con lo extraño: “fui a dar una vuelta por el edificio, algo pasaba con la luz de la quinta planta y subí a echar un vistazo… Una vez allí comprobé como una de las luces estaba encendida, la apagué y me giré para volver a bajar al bajo…,de pronto aquella luz comenzó a encenderse, el reflejo golpeó contra la puerta metálica del ascensor, aquello me dejó helado. Me di la vuelta y fui a ver que sucedía apagando y encendiendo varias veces la luz. Funcionaban bien. Bueno, pues al frente, bajo la puerta vi como una luz se encendía en uno de los despachos, fui a ver que era lo que pasaba, la luz se accionaba desde fuera, por lo que aquello para encender aquella luz debía estar delante mía, a mi vista, y sin embargo allí no había nada… Fue tremendo, fui y apague la luz, volví y pulsé la llamada del ascensor y nuevamente tras de mi se encendió primero la luz del pasillo y luego la de aquel despacho… Aquello era superior a cualquier cosa, muerto de miedo me fui a acercar a apagar las luces pero aquellas parpadearon como intuyendo lo que yo iba a hacer… Lo hizo varias veces, la luz del despacho se encendía a voluntad… Aquello fue tan impresionante junto a la sensación de no estar solo allí arriba que hizo que me fuera y no quiera saber nada de aquellas luces. A la mañana siguiente el personal de mantenimiento revisó los pulsadores y luces…Todo estaba bien, en perfecto estado” nos contaba Rafael A. uno de los sufridos trabajadores y vigilantes de la noche del edificio de “la nuestra”. Otro compañero añadía: “En aquella misma planta, en el lugar donde antes estaba la fotocopiadora también a mi me pasó de estar y ver como se encendía la luz bajo la puerta, entrar, comprobar como no hay nadie, cerrar bajo llave y volverse a encender, comprobar las luces y volver a cerrar y volverse a encender… Es como si algo disfrutara jugando con nosotros… Lo malo de todo esto es que ese “algo” nos ve a nosotros pero nosotros no lo vemos a él…,es aterrador”.

El choque de sensaciones que se tiene en el interior del edificio es difícil de narrar, quizás por que cuando una persona asiste allí es para participar en uno de sus programas, con los nervios atenazados del que se sabe muy neófito en estas cuestiones, y también se deja llevar por el ambiente de la radio y no se para a pensar en que en un edificio tan moderno puedan ocurrir hechos tan insólitos e incomprensibles. También son muchos los que asisten a las exposiciones o actos que se realizan en la planta baja del mismo y allí en alguna ocasión, se han realizado prácticas psicofónicas…

Consultados los investigadores sevillanos Jordi Fernández y José Manuel García Bautista por este caso y si conocían más detalles sobre el mismo me comentaban lo siguiente: “no te podemos decir mucho de este caso, es cierto que se habló de él públicamente en el programa de radio, en “El Varadero”, y que nosotros formamos parte de él, pero se comentó dentro del marco de las casas y edificios encantados. Nosotros no podríamos hablarte más de ello salvo remitirnos a lo emitido aquella noche ya que también nos une la confidencialidad que se nos ha pedido y por otra parte la relación de colaboración que existe entre nosotros y esta casa” hacía hincapié Fernández Cabrera, por su parte García Bautista me indicaba: “date cuenta que nosotros también estamos interesados en este caso, que para nosotros es real y auténtico, pero siempre y cuando se nos autorice a realizar una investigación como el lugar se merece y podemos comprobar si realmente o no existe aquí algo que podamos tildarlo de un fenómeno paranormal, desde luego el testimonio de Luis para mi es más que una garantía, pero hay que ser cautos”. Evidentemente ambos saben mucho más de que oficialmente cuentan pero la palabra de confidencialidad dada a los testigos cierran, de momento, sus declaraciones.

Siguió mi investigación por este caso apasionante llevándome a consultar a una antigua empleada de la limpieza del edificio. Ana L. es una de esas mujeres que durante su jornada de trabajo se vio asaltada por algo más allá de lo explicable: “Pues estaba pasando la mopa por el suelo, estaba entre las mesas cuando una de las luces, de las placas con los fluorescente sobre la mesa se comenzó a encender hasta que quedó encendido…pero con mucho trabajo. Me llamó la atención y fui al interruptor y lo apagué… Al poco tiempo, mientras yo seguía pasando la mopa, aquel tubo se comenzó a encender otra vez… Lo apagué, y entonces se encendieron las dos que estaban a su lado…,en las otras mesas… Las apagué y se encendió nuevamente la del centro… Aquello me cogió un pellizco, apagué las luces y detrás mía sentí como un respirar hondo, cansado, me di la vuelta empuñando el palo de la mopa pero no había nadie y entonces se encendieron las tres luces, que van con pulsadores independientes, a la vez… Entonces el ascensor subió y se paró en la planta, como invitándome a subir…no lo tomé…Y se volvió a ir llamado por las mismas manos que lo llamaron donde yo estaba…Me dio mucho miedo”.

En alguna ocasión he asistido a alguna de las conferencias o exposiciones que se han realizado en este “antiguo” pabellón de Andalucía, he realizado fotos en las que no he se ha captado nada anormal ni extraño, no hay rastro de orbes ni nada anormal, otras veces he dejado –conscientemente- la grabadora encendida para ver si podía captar alguna psicofonía y en este caso si he podido captar algo extraño. En una de esas ocasiones, en una exposición de pintura, dejé la grabadora en uno de los sofás de la entrada del edificio, no había ya nadie, salvo las personas de seguridad y este que hoy les cuenta su experiencia, entonces dejé allí la grabadora durante unos diez minutos, nadie se acercó, la recogí y al llegar a casa y comprobar lo que habíaa en aquella grabación comprobé dos ruidos extraños, en el primero de ellos una extraña respiración se agitaba casi junto a la grabadora, alguien con dificultad para respirar que me recordó lo vivido por la ex –limpiadora del edificio. En la segunda psicofonía grabada capté el gruñido de algo –en el lugar no hay animales- y una voz que decía: ”solo”, ¿es prueba de que algo extraño habita en el edificio de Canal Sur Radio en la Isla de la Cartuja? Si todo ello lo unimos a los testimonios y vivencias narradas podemos decir con certeza que diferentes fenómenos extraños de naturaleza incierta se están produciendo en el edificio y que, en la actualidad, no podemos explicar.

La moraleja la pone, para finalizar, un miembro de mantenimiento cuando se le preguntaba por los hechos que suceden en su lugar de trabajo me decía: “si yo te contara…Hay veces que los ascensores se vuelven locos y bajan y suben y siempre van a la quinta planta…Por si acaso a la quinta no subo solo que ya son muchos los sustos, no vaya a ser que el fantasma no quiera estar solo…” Cuando uno eleva la vista a la cúpula de esta, torre desde su interior, una visión muy particular le asiste: en el centro la luna y el sol, una referencia a la dualidad, y a su alrededor los signos del zodiaco… Toda una simbología para quién la quiera interpretar no haciendo falta irse a nuestra catedral para encontrar marcas y pistas de “cantero”…. también parece que en la actualidad hay modernos “canteros” con simbología por descifrar…

En muchas ocasiones se echa un vistazo al pasado del edificio, a lo que encerraba o enterraba su suelo, a lo que con las obras de adaptación se mueve bajo él o se descubren antiguos restos o vestigios de otras culturas y otro tiempo…, o a lo que, simplemente, se despierta de su letargo… En el caso del edificio de Canal Sur no tenemos nada de eso -que sepamos- sólo un edificio moderno, construido donde antaño sólo hubo un páramo a la sombra del Guadalquivir y con los solos restos de ser testigos del crecimiento de una urbe llamada Híspalis… Y sin embargo el misterio habita en su quinta planta…